sábado, 7 de marzo de 2015

Provocado por el miedo


Junto a la plaza de toros de Las Ventas, sobre el puente de la M-30 duermen diez o doce personas en fila india dentro de sacos de dormir, arropados con mantas, protegidos con cartones delimitando su zona con los carritos de la compra en los que trasladan sus enseres. En Pueblo Nuevo vive un hombre en su furgoneta, tiene un cartel pegado anunciando su situación e indicando a los amigos de lo ajeno que no hay nada de valor en su interior para que no se molesten en romper un cristal o forzar la cerradura. Al caer la tarde asaltan un cubo de basura cinco o seis personas repartiéndose las barras de pan que panaderías y supermercados cercanos han tirado. 

Las personas que duermen sobre el puente de la M-30 no tienen tienda de campaña aunque seguro que no les faltan motivos para estar indignados, sus gritos no son ni mudos ni de los otros, no tienen pancartas, no protestan aunque su presencia allí ya podría constituir una protesta en sí misma.

Es la España que no se recupera; ni el pasado, ni este año ni el que viene. La que hace tiempo que olvidó su número de la Seguridad Social, la que no aparece en las encuestas, la que no vota, a la que no le conceden préstamos ni subsidios porque ya no los pide.

¿Qué podemos esperar de una ministra que deja las políticas de empleo en manos de la Virgen del Rocío? Seguro que la Virgen se hizo ilusiones al recibir el correo electrónico que le enviara la ministra Báñez, pensaría Ro al ver el nombre de la remitente "¡coño, una compi de profesión!", se imaginaría la ingenua Ro que Fátima le iba a proponer que entre romería y romería organizasen un viajecito a Lourdes con Blablacar para hacer un milagrito de todo a cien y no perder la sana costumbre; a continuación imagínense la decepción al descubrir en el cuerpo del mensaje que la mundana petición de la ministra eran unos cientos de miles de puestos de trabajo, para recuperarse un poco en las encuestas más que nada. A eso hay que sumarle un ministro del Interior que condecora con la Medalla de Oro al Mérito Policial a Nuestra Señora María Santísima del Amor (¡tócate los cojones!). Y un ministro de educación y cultura (las minúsculas lo son a propósito) que nos obliga a reconocer nuestra incapacidad para alcanzar por nosotros mismos la felicidad por imperativo curricular. Este panorama tenemos, hermanos. La verdad es que sí que está difícil alcanzar así la felicidad y hasta el fin de mes, estirando el brazo andamos.

Canta El Cabrero en "Pastor De Nubes": 

El miedo me hizo rebelde
En vez de hacerme borrego
Pues eso.

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