Pues este viene siendo el panorama y me temo que experiencias similares podrían encontrarse en otros estilos y contextos, tal drama no queda circunscrito al rock ni a los festivales de verano. No sé si es soberbia, desidia, una mezcla de ambas o simple desprecio sistemático por toda manifestación cultural debido a una ignorancia enquistada que se sustenta en tópicos y prejuicios.
¿Empezamos a tomarnos en serio a nosotros mismos de una vez? ¿O van a tener que venir otros a decirnos lo buenos que son nuestros artistas para que nos lo creamos igual que vienen a explicarnos nuestra Historia y nuestra Literatura?
Ahora que parece que la Cultura vuelve a merecer un ministerio que se encargue de cuidarla, sin que nadie espere gran cosa de su ministro, vamos a ver si nos sorprende y hace algo el mucho o poco tiempo que dure en el cargo.