Es posible que la canción que más me haya obsesionado desde que escuché en la radio hace bastantes años ya "El sitio de mi recreo" de Antonio Vega sea "Dallas - Memphis". No sé cómo lo consigue pero Quique crea con una serie de imágenes, escenas y pensamientos una especie de refugio sonoro que te abraza, te da una palmada en la espalda, es una especie de consuelo triste, de digno abrigo de desolación.
Sí, son 256 veces las que ha sonado "Dallas - Memphis" en mi ordenador hasta hoy y aquí no se incluyen las que la he escuchado en CD, que serán otras cien por lo menos. Mi morro y yo hemos hecho una versión de la misma. Pido perdón por adelantado por el atrevimiento. ¡Y parecía fácil la canción! Pónganse a buscar rimas y ritmo en las palabras, inténtenlo y verán que de fácil no tiene nada. Yo lo he intentado, además de tener el morro de cambiarle la letra a la canción, lo comparto aquí con quien quiera leerla como si fuera una versión buena, todo un despropósito. Pero es que me hacía ilusión, casi tanta como el concierto del 29 de mayo en Galileo.
IBIZA - FORMENTERA
Los secretos duelen más que
las mentiras.
Las lolitas hoy estrenan
nuevas galas,
tiran besos que ayudan a
olvidar
las malas caras.
La caliza hace aguas en la
tierra.
Ejecutan las olas su partitura,
cierra el viento el bar de Can
Rafalet
despeinando la pena que cura.
Risas nuevas, coches caros.
Te puse alfombra roja y tú tacones.
Se fue dejando algunos cabos
sueltos
el humo dorado del ferry.
Sus siluetas brillan más que
lo que miras,
saldrías corriendo envuelto en
llamas.
Sonríen abrazados llegando al
puerto
los que se aman.
Luces raras, cuellos vueltos.
Habitación con baño
compartido.
Se fue dejando algunos cabos sueltos.
Noches largas, versos huecos.
Cama de noventa y colchón de muelles.
Ibiza - Formentera, ojos
cerrados.
El humo dorado del ferry.
El humo dorado del ferry.