viernes, 18 de diciembre de 2015

Provocado por Vetusta Morla

Escuchaba cada mañana en el coche yendo al trabajo una o dos canciones de UN DIA EN EL MUNDO. Un par de programas de Radio3 pinchaban sus canciones día sí y día también. Compré el disco en cuanto salió. Hasta ese momento había amenizado la espera buscando en internet el EP "Mira" que publicaron en el 2005 y me encantaba una canción titulada "Iglús sin primavera".

Encontré el otro día en el ordenador entre archivos antiguos una foto en la que salía pinchada a un corcho que tenía en una habitación de piso compartido la entrada del primer concierto de Vetusta Morla al que fui:

https://youtu.be/GVMSdBdSELM

El 17 de abril del año 2008 estaba llena la Sala Sidecar (un sótano pequeño), acababa de salir UN DIA EN EL MUNDO, creo que era la segunda vez que tocaban en Barcelona (leí más adelante en una entrevista que en su primera visita no fue a ver su concierto nadie, lo de nadie es literal). Todos nos sabíamos las canciones y se las gritábamos a Pucho como si estuviéramos enfadados con él, hacía muchísimo calor ahí abajo y una chica les gritaba "gracias" entre canción y canción en un tono que sonaba casi desesperado, al final a Pucho le hicieron gracia sus "gracias" y le dijo "gracias a ti".

Luego compré los siguientes discos, les vi en Razzmatazz en el 2009, en el Parc del Fòrum en las fiestas de la Mercè, fui a una de las cinco Rivieras, estuve viéndoles en el BBK Live del 2012, fui al concierto del Teatro Circo Price con la orquesta que ocupaba medio teatro, al de Azuqueca de Henares del 2014, al del Palacio de Los Deportes (que luego se convirtió en el disco doble 15151), al del Sonorama 2015, al del festival Gigante 2015. Con lo que quiero decir que soy bastante fan y he asistido a su evolución con orgullo y satisfacción (casi como si yo mismo formara parte del grupo) a lo largo de los años.

A los conciertos de Razzmatazz y del Sonorama fui con mi hermana, ella ha ido a verles dos veces a Colonia. Vetusta representa un sueño que se ha hecho realidad, tras costarles a sus miembros diez años de ensayar y tocar en multitud de bares sin que pasara nada. Ellos son nuestra esperanza, la esperanza de que lo que hacemos hoy tenga sus frutos aunque sea dentro de mucho tiempo, la esperanza que tienen todos los que se han ido de volver algún día.

Tienen tres o cuatro canciones que son muelles para nuestros pies, lo saben y nos las administran cada media hora en los conciertos como píldoras de la felicidad. Guardo la ficha del puzzle que incluía su primer disco y alguna vez la he llevado a un concierto suyo, como si fuera un talismán, para recordarme que formo parte de algo más grande.

Pues nada, que "nos quedan muchos más regalos por abrir..."

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