A Paco Román a veces se le va la pinza y cuanto más se le va, más me gustan sus canciones. Con “Deleted Files” se le ha ido clarísimamente para nuestra fortuna.
Si cree que una canción necesita un coro de niños y que tiene que durar ocho minutos pues los dura y no hay más que hablar, esos son los músicos que me gustan. Si una canción te pide durar un minuto para qué alargarla y si otra, como es el caso de “Deleted Files”, tiene que durar un poco más de doce minutos, pues no se puede cortar, tiene que ser así, lo importante es la canción siempre y todo lo demás está a su servicio.
A la voz de Paco Román se le intuyen las lágrimas que hay detrás, tiene una melancolía contagiosa que te descoloca un poco, que te deja sin argumentos, lo único que puedes hacer es dejarte contagiar y disfrutarlo.
Su voz combinada con una melodía obsesiva y pegadiza consigue que a lo largo de la canción cambie tu estado de ánimo y circule por varias etapas: te serena, te invita a bailar, a tararear; realmente no es una canción, es una película sonora cuya eterna parte instrumental te sugiere imágenes, objetos, escenas, te lleva de la mano viajando por una sucesión de estados de ánimo que acaba casi obligándote a gritar con los punteos finales.
Además su escucha en bucle lleva un par de días librándome de la política y eso no tiene precio. Me imagino a Thom Yorke bailándola, solamente ese baile daría para videoclip.
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