Me habló de ella César Pop el 18 de febrero antes de un concierto suyo en Cartagena. Le pregunté con la impaciencia del fan cómo era el último disco de Quique y me dijo (entre otros detalles) que había un temazo, que para él era una de las cinco mejores canciones que había compuesto Quique, se titulaba "Orquídeas".
El contraste que sugiere la imagen de unas "orquídeas en el tráfico", "la piel de tu maleta herida", todo lo que encierra la expresión "tardas tiempo en contestar", esa nota que baja en "pero tú" como bajaba el "pero quién" de "Lo Voy a Derribar" y cómo lo canta; se podría hacer una tesis sobre sus tres últimos discos.
Creo que Quique González cambió su forma de escribir a partir de "Avería y Redención #7" y ese cambio está mucho más marcado en los últimos tres discos: pasó de narrar historias de un modo más descriptivo a otro más críptico, como si dibujase fotogramas en un storyboard; lo que describe ahora son escenas, estados de ánimo, secuencias, fotografías, metáforas que parecen inconexas pero que son piezas de un puzzle que uno tiene que recomponer al escuchar la canción. Lo que no ha cambiado es que siempre habla de mí, tiene la habilidad de conocerme, de hablar a los que escuchan sus canciones como si supiera exactamente lo que pasa por sus cabezas.
Y "Charo" y "Sangre en el Marcador" y "Relámpago" y "Detectives". Quique nos ha regalado con este disco otro truco fácil, otro agujero en la chistera para los días duros y muy agradecidos estamos por ello.
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