lunes, 8 de junio de 2015

Provocado por "Pablemos"


Cuando Podemos da la "campaná" en las elecciones europeas Pablo Iglesias exclama abrazándose a alguien "¡qué hemos hecho!". Pues ellos habían hecho más bien poco. Los que habían hecho algo, muchísimo, era la gente, esa gente a la que tanto se refieren todos los militantes, simpatizantes, asesores independientes, compañeros o como se autodenominen los de Podemos. La gente había decidido escogerles a ellos para decirles a los partidos tradicionales que no nos gustan, que ya no nos convencen, que no nos vamos a dejar volver a engañar otra vez, que ya basta de mentiras y robos, cada una de las papeletas más que un voto era un "se acabó" a lo María Jiménez.

Además de patinazos como el de "Don Pantuflo" y otros errores estatégicos y de comunicación, hay resquemor, agresividad, hambre de venganza en la puesta en escena (y esperemos que no así en el fondo) de las intervenciones de Pablo Iglesias tanto en entrevistas y debates como en los mítines, esa especie de rabia telúrica resulta un tanto repulsiva para quien observa dichas intervenciones incluso aunque comparta sus opiniones por lo menos en parte.

Ya nos hemos aprendido lo de que no somos marionetas en manos de políticos y banqueros ni mayordomos de los poderosos y todo eso. ¿Y ahora qué? Hasta ahora lo único que ha logrado Podemos (que no es poco) es canalizar las ansias de cambio que algunos creían solidificadas tras el erupción del 15M y aglutinar a su alrededor a gente respetable, brillante, prometedora junto con otra que ni siquiera sabe conjugar el verbo haber.

Los que votaron a Podemos o los que se alegraron sin haberles votado de que hubieran obtenido tan buenos resultados (sobre todo en las grandes ciudades) es probable que lo último que esperasen de Pablo Iglesias era que les contara el menú de su almuerzo con Pdr Snchz, que si no es casta lo parece bastante. A lo mejor alguno se preguntó "¡qué hemos hecho!" al votarle.

sábado, 6 de junio de 2015

Provocado por las películas que se cuelan


Hay películas que se escurren en las carteleras y desaparecen tras unas pocas semanas por haber coincidido con otras más publicitadas o por cualquier otro motivo. Y un día se te cuelan en el televisor por casualidad, te las encuentras cambiando de canal y con suerte acaban de empezar y te quedas a verlas y te preguntas cuando acaban cómo puede ser que no te enteraras en su momento del estreno, es que ni los títulos te suenan y no conoces a los directores a pesar de que te crees que sabes algo de cine.

Pues me ha pasado últimamente con un par: "Enloquecidas" de Juan Luis Iborra y "El menor de los males" de Antonio Hernández. La primera es una comedia que tienes ganas de volverla a ver en cuanto acaba (con una Silvia Abascal maravillosa) y la otra tiene a Carmen Maura, casi no le hace falta nada más porque con un simple cambio de entonación te arranca una sonrisa.

Ambas tienen muchos más méritos y merecen dedicarle un rato cualquier tarde.