sábado, 12 de enero de 2013

Provocado por La Parroquia del Monaguillo

Hacía muchos años, puede que casi veinte que no me reía tanto con un programa de radio. Lo descubrí hace menos de dos años y, aunque únicamente lo escucho cuando no puedo dormir, nunca falla. Se agradece que un par de locutores cachondos, la risa contagiosa de Gemma y una serie de oyentes asiduos (especialmente Juan El Gitanillo) te hagan reír a carcajada limpia a las tres de la mañana, sobre todo cuando tienes un gripazo que te hace sudar como si estuvieras corriendo la San Silvestre y la fiebre no te deja pegar ojo.

Muy recomendable en estos tiempos en los que están pasando cosas muy feas (como dijo Pucho en uno de los conciertos de Vetusta Morla que hicieron en el Circo Price). Y me temo que seguirán pasando muchas más.

domingo, 6 de enero de 2013

Provocado por Doctor en Alaska

Estos días estoy volviendo a ver (y me paso tardes enteras haciéndolo) la serie Doctor en Alaska (Northern Exposure). La vi a trozos en su día durante los veranos, con los capítulos y temporadas mezclados y a las tantas de la madrugada en La 2 cuando creo que todavía se llamaba la Segunda Cadena de Televisión Española. Como se veían las series buenas antes en España, bien marginadas a deshoras en la cadena minoritaria, el "prime time" en la Primera ya estaba ocupado por José Luis Moreno o por una vaquilla con el de la capa y cosas así.

Me sigue pareciendo una serie buenísima y muy original, comparte con Los Soprano (otra serie imprescindible) una selección musical exquisita (es lo único que comparte porque por lo demás son antagónicas). Hace unos años lanzaron una recopilación de todas las temporadas y la vendían en un baúl, tenía buena pinta pero leí que no habían incluido las canciones originales, no habían respetado la banda sonora que acompaña a cada capítulo tal y como se emitió en su momento por cuestiones de derechos de autor y discográficas, esos asuntos turbios. Por eso me decanté por comprarle los DVDs a un tipo que resultó ser pastor protestante y los tenía grabados de su emisión en una televisión canadiense. Gracias a lo cual he descubierto que Maggie tiene una voz muy sugerente, como toda ella en general.

En Doctor en Alaska puedes ver a sus protagonistas en el bosque escuchando a los árboles, puede caerle un satélite al novio de Maggie y fundirse con su cabeza, Chris puede sentir la necesidad de construir una catapulta para lanzar un piano, puede aparecer en una carretera un hombre que normalmente es un oso o un perro en el que parece haberse reencarnado un hombre. La presencia de los espíritus es algo habitual, la novia del dueño del bar (y a la vez alcalde) podría ser su nieta por su diferencia de edad y todo ello se acepta de un modo natural y sin sobresaltos por todo el pueblo a excepción del doctor llegado de Nueva York a esas tierras que al principio le parecen inhóspitas pero a las que poco a poco va encontrando su gracia. 

Para mí el personaje que hace de esta serie algo único es Chris. Locutor de radio, filósofo autodidacta que pasó un año del que no recuerda nada y que le llevó a la cárcel, maestro de ceremonias varias (bodas inclusive), cleptómano ocasional en primavera, vive en una caravana junto a un lago y se autodeclaró persona de color a pesar de ser blanco.

Es una serie en la que no todo el mundo es igual de guapo ni tiene una formación similar ni siquiera un nivel intelectual parecido, cada uno de ellos por separado tiene evidentes carencias pero aportan cada uno su punto de vista una vez unidos en una comunidad. Y dichos puntos de vista suelen debatirse y respetarse, de igual modo que respetan el entorno natural en el que se encuentran. 

Esta diversidad que alberga es una de las razones por las que considero que se trata de una serie especial. Una pequeña decepción: he descubierto que no se rodó en Alaska, se grabó en un pueblo cercano a Seattle que se llama Roslyn. 

sábado, 5 de enero de 2013

Provocado por Luigi Zampa

Sucede que vivo a dos calles de la Filmoteca y soy espectador habitual desde que me enteré porque me permite descubrir películas que antes ponía La 2 a partir de las once de la noche (y ahora ni eso) a un precio de risa comparado con los ocho eurazos y pico que viene costando una entrada de cine últimamente. En ella he visto tres películas de Luigi Zampa que son de rabiosa actualidad pese a tener las tres más de cuarenta años.

La primera fue Processo alla città (1952) en la que se glosa la lucha de un juez por perseguir las acciones de la camorra a raíz de un asesinato y el precio que tiene que pagar por ello. ¿Os suena?

La segunda fue Anni facili (1953), un reflejo de lo que José Afonso llamó "papelada no vaivém dos ministérios" con sus atajos, sus sobornos y sus cosas. Las típicas corruptelas a las que nuestros queridos políticos nos tienen tan acostumbrados por aquí.

Y la tercera, la más dura y la que más duele por el hecho de identificar en ella los peligros que puede conllevar la futura privatización de la sanidad fue Bisturi, la mafia bianca (1973).

Pues eso, que me han gustado las tres y me han servido para constatar que no hemos avanzado nada.